La sombra en la silla
Hoy, cuando me estaba quitando la sombra y la doblaba en la silla, me di cuenta de que perdí un botón y la noté ya un poco más usada. Mi sombra necesita mantenimiento. NO es que sea quisiquilloso, no es fácil encontrar sombras como las que nos tocó a mi generación...sólo me di cuenta que mi sombra mal que bien ha pasado por muchas batallas. Tal vez ese salir y entrar en mi, ese furibundo oficio de aparecerse a la menor provocación, ese jugar con la luz de tu sol, tu mediodia, tu arrolladora dulzura hecha haz de claridad...tal vez, si, tal vez, esta vez me doy cuenta de lo tanto que he vivido desde que llegaste y de como mi sombra dejo de ser un accesorio en mi módico estatus de ser feliz a tu lado.
En lo que uno se fija en este afán de querer ver tu ropa tendida junto a la mía...o al menos colgada en esa silla en la que suelo dejar descansando a mi sombra mientras te suspiro.
En lo que uno se fija en este afán de querer ver tu ropa tendida junto a la mía...o al menos colgada en esa silla en la que suelo dejar descansando a mi sombra mientras te suspiro.
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