Los desconectados
Casi 6 años de despropósito. Es increíble cómo perdemos tanto tiempo en situaciones, contextos, relaciones e ideas que simplemente nos estancan. Ese “tanto buscar y buscar” por algo que simplemente llega sin tantas vueltas, sin tanto correr, sin tanto comprometer. Dijera ese pintor loco (un minotauro ibérico) no se busca, se encuentra.
Ratifico. De qué tanto nos ha librado lo que consideramos nuestra “mala fortuna”. Lo que se “desconecta de nosotros” es una buena forma de perder ese peso que es necesario para continuar esa trayectoria que nos lleva a lo que esencialmente seremos. Y que alguien que esperaba por encontrarnos, simplemente nos encuentre. Lo que se desconecta de manera contundente ( a veces de manera muy lamentable) confirma tarde o temprano, que lo que no tiene raíces fuertes en nuestra vida, simplemente se “soltará” evitándonos la pena, dolor o profunda tristeza de pedirles que se vayan de la única manera que nos queda, la única forma que nos queda. El que no nos busquen esos que se soltaron permite que el que nos encuentre sepa con certeza que somos libres. Realmente libres. Se sueltan esas cargas que considerábamos pasajeros. Y hace lugar para las personas que realmente quieran continuar en este viaje.
Todo está como debe estar.
Lo que queda es el silencio, ver a nuestro entorno y agradecer lo que se nos concede, lo que permanece, los que siempre han estado y que jamás se fueron. A ellos les entregaremos la mejor versión de nosotros que la vida se encargará de moldear. Y que los que se soltaron se lleven lo que no queremos que para olvidarnos les habrá de servir. Todo tiene un propósito y el reciclaje emocional funciona y funciona bien.
Y la vida continua.
Hace 30 años hubo un cisma en mi vida. Una elección simple que nunca supuse que volviera a encontrarme a estas alturas de mi vida. Me doy cuenta que su lugar estaba obstruido por alguien más. Una maravillosa persona estaba ahí esperando pacientemente su lugar. Ahí empezó todo, hace años cuando no fui yo el que le di un lugar sino su inmenso amor abrió la posibilidad que yo pudiera ser conectado. Ahí cambio todo. Ahora continúa en mi lo que empezó hace tantos años. Y sé que todo empieza a aclararse. Tengo un rumbo, una dirección y no estoy solo. Soy yo el que ahora está conectado.