Una para llevar
Sucede que cuando no escribo estoy viviendo y cuando no vivo del todo -a manera de pausa- escribo. Sucede que en esa tentativa y expectante marcha siempre aligeró mi ansiedad escribiendo. Luego, después del primer paso, todo se ajusta y se prepara en mí para vivir. Así como la piel recoge estímulos que llevará de inmediato al cerebro para sentir, mi epidermis emocional recoge vehemente todos los estímulos que vive ahora llevando cada uno de ellos a un corazón que desmenuza lentamente todo lo que estremece mi vida.
Sucede que -a veces- si guardo silencio es porque estoy sintiendo. Si se me acumulan las palabras, saldrán de mi o volarán para acomodarse en mis dedos y mis labios.
Sucede que que callo porque estoy viviendo.
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