INCONTINUUM

miércoles, enero 13, 2016

El gusto

Llegará un momento en que tus pasos te llevarán muy lejos y al preguntarte sobre todo lo que te impulsó hasta ese punto, deseo que un pensamiento te alcance o te encuentre donde quiera que tú estés: despertamiento. Espero que estés despierto en tu vida. Consciente y agradecido con lo que eres, no con los otros que a veces son o somos una ancla en los vuelos. Al hablar del despertamiento hablo de tus raíces, pero también de la sistemática trascendencia de tus sueños, las felices transgresiones de tus propios límites hablaría más de tus ramas y hojas que se extienden tratando de tocar lo inalcanzable, de todo lo que corre por tus sangre, de todos los sueños que se cruzaron para que tú, un buen día, llegarás a este mundo y lo habitaras; lo trascendieras, hablo de esa pequeña iluminación, de esa conciencia de que todo lo que somos se debe a la necesaria adquisición de nuevas experiencias, conocimientos y pretextos para recordar lo que siempre hemos sido: onda y no partícula. Pero también de la constante búsqueda, la idea de no conformarse con lo que ya te dieron, lo que ya conquistaste o lo que ya lograste. Asombro, pasión, ganas de vivir a eso me refiero cuando hablo de estar despierto. Al hablar de despertamiento no hablo de abrir los ojos cada día o abrirlos para ver mejor algo que te gusta o no, no hablo del día a día y de ese lidiar con todo y nada; hablo del ejercicio (de ejercer) de tu asombro aún cuando el mundo que te rodea te aplaca y te dice que no es posible y el derecho ineludible de tu memoria cósmica que no recuerda de dónde vienes, sino a dónde vas, no para quedarte estancado ahí esperando la consigna de que somos polvo de estrellas, pasmado por la vida, por el dolor o el placer de estar vivo...al hablar del despertamiento hablo de estar dispuesto y de estar abierto. Y ruego con todo mi ser que como padres hayamos sido lo suficiente sabios para contagiarte de nuestros universos, los mejores y peores para que tengas la herramienta, la lección, el detalle, la noción o el atajo para lidiar en tu tránsito por esta vida y tus distintos universos, los tuyos los que crearás y destruirás para sobrevivir, sobrevivirte.
Se supone, que como tu padre sólo podré enseñarte lo que realmente y verdaderamente esté en mi; lo que realmente se nos va pegando a nosotros al punto que lo dejamos de ver porque con eso vemos (toma a un padre y quítale todo lo el deber ser, exprímelo hasta que quede sólo sus esencia y tendrás un par de lecciones y el recordatorio de la fragilidad humana y nuestra preciosa obsesión de trascender, queda una mirada con lo que vio o dejó de ver, lo que amo, deseó, lo que dejó entrar a su corazón y a su mente queda esa mirada)...nuestra mirada no miente por más que la maquillemos, la ocultemos o la desviemos...y la mirada -como muchas otras cosas- también es gusto. El gusto son las manos de la mirada. Y te pido, hijo mío, que sobre todo....cultives tu mirada, cultives tus sentidos, dejes fluir tu esencia y la sigas moldeando en los albores de tu despertamiento. Se tú, se feliz sin dejar de lado la elegancia ( la elegancia más allá que el estilo, el universo es elegante....busca ese concepto no en la moda, sino en la física y en cómo la elegancia se traduce por supervivencia, adaptabilidad y reinvención). Te pido que estés despierto, ampliando tu mirada y siendo elegante.

vísperas del año del mono

2016, año del mono y a unos días de que inicie empiezo de nuevo a escribir. La vida en unos momentos puede darnos sorpresas para el despertamiento. A mis 41 años, con un año sabático detrás de mi en el que pude como darme cuenta de varias cosas, gastando pasos, vida, oxígeno, mucho amor (como debe ser) sé que la vida no sólo se acaba (suena más como una promesa ineludible, pasiva) pero yo creo que uno debe gastársela (algo un poco más activa). Regreso ya más re armado para ver qué sigue. Sumando fracasos, agregando nuevas esperanzas. Venga.