INCONTINUUM

miércoles, noviembre 27, 2013

Mea culpa

Me han venido a decir que deje todo. Que debo aceptar sin chistar, que debo dejar ir todo lo que consideraba mi vida, debo aceptar que sólo las mujeres pueden criar mexicanos de bien. Me han invitado a que haga un borrón y cuenta nueva involuntario, como si la razón y la oportunidad sólo la tuviera la contraparte. Mi ADN emocional mexicano me recrimina que el sacrificio, como lo enseñaron nuestros conquistadores, es la mejor forma de ganar los favores divinos, pero mi ser universal me dice que es una patraña y que sirve más un egoísmo productivo que una humildad mal entendida. Me vienen a invitar que me desinvite de mi propia vida, alegando que el hombre mexicano sólo sirve para dos cosas para proveer y para ser temido.
Yo digo no, no y no. No me voy a ir. Me quedo y reclamo mis derechos, lo justo ni más ni menos. Yo digo que hay otras alternativas de ser padre y las voy a explorar todas más una, la que mejor se adapte al futuro de mi hijo y le permita ser un hombre feliz, generoso, apasionado y disidente de esta cultura cada vez más insensible. Voy en contra de todos los pronósticos, si. Pero esto es una cuestión de justicia, nada más.
Digo no, que no me voy a ir a un rincón a llorar la pérdida, voy a tomar mi parte y multiplicarla para que mi hijo sea lo que quiera y tenga que ser. Digo sí a la construcción generosa de un entorno alternativo que lo inspire, lo despierte y lo conecte con lo más elemental humano que nos hace estar vivos. Digo sí, a ser una más de sus alternativas y por qué no, una más de sus posibles elecciones.
Sí, Soy culpable de dividir su techo para que tenga dos hogares.