psicópata
alguien cuya energía se ha concentrado en nombrar el mundo de la psique me ha llamado psicópata.
la respuesta inmediata ante todo esto es cómo y de qué manera se puede sintetizar toda mi locura (la buena y la mala, la creativa y la destructiva) en una sóla palabra. Me han adjetivado, encajonado, etiquetado y nombrado. Sintéticamente debo apreciar que puedan meterme en una palabra y puedan decir que tipo de locura (con todo y sus síntomas) predomina entre toda mi ecolocura interna.
la aclaración por mi debida, como psicópata y como ser vivo que quiere sobrevivirse (quién no?) a su propia y a veces insoportable levedad afectiva es simple y sencilla: mi locura consiste en no dejar de crear nuevas miradas alrededor de ella y así, sólo así, buscar la forma de irse desnombrando, y sólo así mantener intacta la esperanza de renombrar mi estadía en un mundo que no se caracteriza por ser precisamente un ejemplo de cordura y estabilidad (aunado a esto la aclaración que ni mi propio sicoanalísta ha decretado ese diagnótico).
Así, repito las palabras de mi psicólogo: un hombre no busca superar sus umbrales, más bien busca saber a ciencia cierta dónde y cómo están trazados sus límites y saber darles un lugar para seguir su camino dentro de ellos.
doy la razón y aprecio la energía gastada en un diagnóstico así, aún en la ingenua estupidéz hecha taxonomía y en la absurda condición de nombrante.
Estar loco es no tener a otro ser humano que intervenga y diga: el que esté libre de locura que tire la primera piedra.
la respuesta inmediata ante todo esto es cómo y de qué manera se puede sintetizar toda mi locura (la buena y la mala, la creativa y la destructiva) en una sóla palabra. Me han adjetivado, encajonado, etiquetado y nombrado. Sintéticamente debo apreciar que puedan meterme en una palabra y puedan decir que tipo de locura (con todo y sus síntomas) predomina entre toda mi ecolocura interna.
la aclaración por mi debida, como psicópata y como ser vivo que quiere sobrevivirse (quién no?) a su propia y a veces insoportable levedad afectiva es simple y sencilla: mi locura consiste en no dejar de crear nuevas miradas alrededor de ella y así, sólo así, buscar la forma de irse desnombrando, y sólo así mantener intacta la esperanza de renombrar mi estadía en un mundo que no se caracteriza por ser precisamente un ejemplo de cordura y estabilidad (aunado a esto la aclaración que ni mi propio sicoanalísta ha decretado ese diagnótico).
Así, repito las palabras de mi psicólogo: un hombre no busca superar sus umbrales, más bien busca saber a ciencia cierta dónde y cómo están trazados sus límites y saber darles un lugar para seguir su camino dentro de ellos.
doy la razón y aprecio la energía gastada en un diagnóstico así, aún en la ingenua estupidéz hecha taxonomía y en la absurda condición de nombrante.
Estar loco es no tener a otro ser humano que intervenga y diga: el que esté libre de locura que tire la primera piedra.
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