INCONTINUUM

miércoles, enero 25, 2006

observación de un seminiño asustado

Cuando niño observaba la seriedad de los adultos. Se la colocaban como un aditamento imprescindible en su cotidianidad represantada. Y yo pensaba que eso era la maduréz. HOy percibo más de una seriedad en los adultos que veo diariamente. Ahora veo que lo que yo veía era una especie de generalidad absurda que se compone, ahora lo entiendo, en muchos grises. En el fondo esa seriedad, esa poca "brillantéz" en sus ojos y esa ausencia de alegría no es otra cosa que una profunda tristeza. El gesto de la pérdida. Todo adulto ha perdido algo, que bien o mal se ha llevado parte de su vida.
Ciertamente lo que he visto, es que con el paso de los años lo que aprendemos no es saber nombrar las cosas que vemos, sino a poder diferenciar sus distintas dimensiones.
Por eso creo, firmemente que la vejéz es un niño de regreso.