miedo a leerme

Ahora mis letras se sienten tiranas y amenazantes. Les temes. Temes lo que dirán o lo que te hagan sentir. Lo que sea.
He escrito tanta inutil cosa que al final resultan ser como polaroids, fotografías instantáneas de mi desasosiego, de mis miedos, de mi angustia y de mi demanda. NUnca fui tan necio, quizá por que nunca en mi vida supe lo que realmente quería. Ahora sí y te da miedo saber que tú eres lo que quiero. Pero siempre pides paciencia. Allá en el lugar donde se omiten las palabras, sabes que tienes todo el tiempo del mundo por que mi amor es incondicional. Aqui igual, pero siempre quedará registrado el proceso.
La letras piden, las letras dan. La letras quitan y regalan.

Que no me leas dice mucho de cómo me quieres ver, cómo me has visto. Lees sólo la superficie inofensiva, la epidérmica imagen sosegada y cómoda de alguien que entra y sale de tu vida conforme a un horario, cómo teatro de revista me siento a veces un intermedio y el número de salida. Leerme resulta incómodo.
Aquí, se desarrolla también una mirada sobre ti, sobre mi, sobre la vida en sí. Evitar ver esto es evitar, como siempre, mi lado oscuro, mi lado crítico, mi lado demandante, si, pero mi lado de creciemiento y mi lado ácido. Aqui también crezco, maduro y soy. También soy esto y aún en todo esto te amo y decirlo me fortalece. Me hace más consciente de lo que gano y pierdo al amarte como te amo. Aqui, soy más visceral y lúcido, más agudo y más frágil al tiempo.
NO verme aquí, es la metáfora más reciente. Siempre has querido ver sólo una dimensión de mi. Te cansa lo complejo. Sé que te gustará siempre mi la versión de mi más cómoda, la que requiera de menor esfuerzo.