Los poetas muertos
A los poetas les gusta andar enseñando sus heridas. Les gusta provocar a los vouyeristas del dolor ajeno -siempre ajeno-. A los poetas les gusta saber morir y resucitarse en sus letras -aunque algunos no regresan jamás-. Amar a un poeta no es fácil, estar a su lado duele. Puerco espín amoroso. A los poetas les gusta anunciar su muerte, la muerte mejor diseñada, la más elegante como el Tristán neoyorquino que quemó toda su obra antes de suicidarse -argumentando que la muerte elegante es la mejor obra de arte-. Los poetas nunca estarán conformes. A los poetas no les basta una buena intención, un te amo pobre -sus "te amos" son radicales", los poetas no ven el mundo como los demás, le levantan la falda a esa jovencita que es la vida. Han visto lo más oscuro, lo más sórdido, lo más miserable a través de sus cuerpos y aún así siguen creyendo que hay tanta belleza que vale la pena vivir. Cuando no pasa eso, morir es la mejor de las cartas bajo la manga. Los poetas no siempre escriben con letras, los poetas no siempre usan lenguajes organizados para ser interpretados. Los poetas a veces con un silencio dicen muchas cosas. A veces nadie los reconoce, nadie los ve. Los poetas son invisibles, así ven mejor. Los poetas siempre se están yendo pero terminan quedándose. Aunque nadie les crea.
Un poeta es la criatura más frágil. La más poderosa al usar las palabras como espada de dos filos. La más olvidable de todas.
Un poeta huye de su propia fatalidad, pero el veneno lo trae consigo a donde quiera que va. Y lo alcanza.
Un poeta es la criatura más frágil. La más poderosa al usar las palabras como espada de dos filos. La más olvidable de todas.
Un poeta huye de su propia fatalidad, pero el veneno lo trae consigo a donde quiera que va. Y lo alcanza.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home