INCONTINUUM

viernes, noviembre 18, 2005

indigente...sin agravios de autoestima

Imagínate que soy un indigente que te topas en una calle. No sólo mis ojos te dicen que tengo hambre, sino la bolsa de la comida que pediste para llevar -ya sin hambre claro-. Imagínate que yo no sé nada.
Dame eso que tu sabes que puedes darme, que yo sé que puedes darme pero que tengo una inmensa pena de pedirtelo. Y dancemos en la suposiciones de que con esa bolsita salvamos al mundo.
El mundo que se hace entre los dos.
Sálvame...