INCONTINUUM

miércoles, noviembre 09, 2005

celda

qué dolor saberse letal, saberse imperfecto para amar...no sé si un alacrán pudiese tener la conciencia humana para saberse peligroso y saberse no merecedor de tal belleza...que horror darse cuenta de la propia naturaleza, del instinto de fatalidad que decora nuestra tendencia dramática, de esa tendencia futil de cagarla siempre, de alejar a los que amamos y que locura reconocerse en el espejo de los demás como un ser despreciable. Ansiar nuestro fin, qué dolor...cómo quisiera que todas mis letras sobre esperanza me poseeyeran, regresaran a mi que yo fuese ese interlocutor estremecido, hoy más que nunca le pido a mis sueños que me rescaten - mis alas están congeladas- hoy le pido a los ángeles que vi en el metro que me toquen, que rehabiliten mis alas que se deshojan en lagrimas, hoy más que nunca necesito de un abrazo desinteresado - de aquél hombre que me pidió como limosna un abrazo en una central camionera-, la visita ingenua de un amigo que llega de lejos, la sonrisa fiel de un corazón redimido, la frase boomerang que le recé a un amigo o a un muerto, hoy quisiera todas las sonrisas de los mendigos que impotentemente ayudé, que un ciego que guié en el metro me lleve a donde sólo él sabe llegar, que esa anciana que vende artesanías me vuelva a decir "que Dios lo bendiga en su camino"...nada de eso regresa.
Hoy, simplemente tengo esa sensación del condenado a muerte que decide suicidarse horas antes de su ejecución, simplemente para que no lo maten.