INCONTINUUM

viernes, noviembre 04, 2005

alguna vez hubo...

más juguetes que discos en mi cuarto...
una bicicleta roja con un frutsi en la llanta...
una carta con corazones y olor a cereza debajo de mi almohada...
un olor parecido a la nostalgia...
una niña que decía que me amaba con tan poca vida y tan ciega la mirada...
un amigo con barros en la cara que me confesaba cómo amaba a la chica más popular de la escuela...
secretos que se escurrían entre las manos...
momentos en los que uno buscaba estar solo y en silencio...
una caminata en la noche como la aventura más loca...
un temblor incontenible al dar la primera caricia...
un espasmo en el tiempo cuando se dió el primer beso...
una taquicardia al descubrir que se percibe con más que 5 sentidos...
un dolor temible en el corazón...
el inicio de todos esos adioces, marcas en el alma...
la primer lágrima que no fue por un dolor físico...
la curiosidad de las letras...
la curiosidad por el cuerpo de una mujer...
la torpeza de un placer desvocado...
una mujer que me enseñó a escuchar música con la luz apagada...
algo parecido a mi pero más miope, más ansioso...
la primer despedida del hogar...
el peso de la distancia, la nostalgia...
un rolar con amigo, acabarse los kilómetros...
una plática que estremecía hasta el más sielncioso...
una mujer historiadora, cuentera que me contagió de las letras...
un silencio provocado, una revolución expresiva...
un naufragio afectivo...
un ir y venir, entre piel y humedades...
una fama malograda...
la fascinación por la utopía de multiplicarse y reticularse...
la decepción de un sueño colectivo...
una mujer isla que me amó como ninguna...
discusiones de sociología y metodología que terminaban siendo un pretexto para hacer el amor...
largas caminatas en las que dolía la garaganta antes que los piés...
la indiferencia de formar un hogar...
las ganas de volar de aquí y ver otras cosas...
un trabajo chiquito pero inspirador...
todo y nada...