el cuerpo

El cuerpo es algo que se ha ido ensuciando, por eso lo vestimos, por eso lo hemos ido ocultando y al mismo tiempo sugiriendo con modas. Perdió esa idea original de estructura perceptiva de idea, de arte, de poder. Es como si hablaramos de los ojos y taparlos. Alguien vio el poder que tenía un hombre o una mujer desnudos -los druidas terminaban danzando en los bosques celebrando a la naturaleza- y decretó inmoral su soltura.
El cuerpo ahora le pertenece a los aparadores, a la publicidad, al poderoso que puede pagarlo, a la economía de la verguenza y al despilfarre de la culpa. De ser una idea individual, el cuerpo se ha permeado de la homogénea metáfora de producto y por lo tanto ya es una idea masiva que es por que se compara. El cuerpo le pertenece al mostrador del carnicero y al puesto de revistas.
Yo prefiero el cuerpo que me muestras cuando desnudas tu mirada. La sugerencia de un corazón extendido, con extremidades, con superficie. La promesa de vida que encierra tu vientre, los ríos de luz que rugen en tus venas, tus senos que palpitan y florecen, tu piel que es tierra viva, georgrafía amorosa. Ese corazón que camina y respira. Ese corazón que eres tú.