Yo no quiero que toleres mi actitud inquisidora, mis malos ratos, mi necedad. NO pido abnegación pido conciencia. Yo te pediría que fueses fiel a ti misma y aguerrida, pues el alma no vende su libertad ni aún por amor. Yo no te quiero sin movimiento, me gustas cuando mueves mi universo al ritmo de tu cuerpo, pero es tu movimiento, el de tu mente y tu alma lo que me hace estar tranquilo de amar a alguien en proceso, la promesa del asombro al amar a una mujer que vuela y camina. Te pediría que te aseguraras de ser distinta sin dejar de ser la misma. Yo no te pediría una fe ciega que comprometa tu palabra y te obligue a ser consecuente, prefiero la certeza lúcida y contundente, prefiero la confesión dolorosa a un sacrificio ingenuo. Yo no te pido que toleres el dolor que yo te cause, agradecería la dolorosa intención de solucionarlo. Yo no te pido que me digas todo lo que sientes o piensas, pero si pediría que compartieras conmigo lo que me involucra lo que nos expone y nos abraza. Yo no te pido que me sigas al fin del mundo, quiero que nos acompañemos a los principios y los finales de cada día. Yo no quiero que te ates a mi, en todo caso pido tu abrazo y esa mirada que no me pide nada.
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