INCONTINUUM

martes, septiembre 13, 2005

imaginate

Imaginate que no tenemos nada. Que somos dos niños que viven en calles distintas y que por azares del destino se enamoraron (y enamorarse a una edad temprana es mirar, sonreir, mirar y sonreir) que hemos aprendido a depender de algo que no escogimos y a liberarnos con nuestra imaginación. Imaginate que no somos ni ricos ni pobres (un niño sano no se cuestiona eso), imaginate que lo único que tenemos es un manojo de sueños, algunas travesuras por compartir y las inmensas ganas de vernos una y otra vez. Imaginate que jugamos un juego en el que yo tengo que sortear dragones y caballeros malevolos y tu lidiar con fuerzas extrañas para vernos, que navegamos ríos (sin nombres geográficos) y atravesamos bosques encantados para poder encontrarnos e irnos corriendo tomados de la mano. Imaginate que buscamos repasar nuestros rostros para llevarnos una alegría (ya sea un nuevo gesto, una nueva peca, un nuevo borde) antes de dormir y lidiar con la obscuridad. Imaginate que estamos solos en un mundo sin metas, ni éxitos. Imaginate que nos han llamado colonizadores de un mundo desconocido y que nos han pedido llevar sólo lo más importante. Imaginate que hoy sólo nos hace falta vernos para que eso nos baste, para que nos haga terminar este día dándonos cuenta que hay alguien que ha decidio guardar nuestra módica manera de saber querer y que lo demás viene por añadidura.