Dorian Gray

Al ser humano le dieron la capacidad de pensarse, le incrustaron en la cabeza un espejo donde se reflejan los pensamientos, los sentimientos, la humanidad que a cada uno le toco vivir. Al hacer eso le dieron una bendición, pero también una condena, una sutil paradoja.
Que tremenda verdad que vivamos ensimismados. Absortos por nuestro propio reflejo. Y llegado el momento la mirada sobrepasa el reflejo y empezamos a ver lo que hay detrás, en esa sordidez se nos da la oportunidad de reconocerse ciego a otras realidades que no sean las que nos hicieron sentirnos comodamente reconocibles.
Qué hermoso sería poder no reconocerse en el espejo en que nos vemos cada día.