Un avioncito en el patio

Me rio sólo de acordarme de cuando era niño y levantaba mis manos, emitiendo un sonido de motorcito, corría en el patio del colegio y yo juraba por toda mi colección de muñecos de acción de que era un avioncito -y no uno común, uno verdaderamente brillante que podía hacer piruetas-. Se me antojaba ser avión sólo a veces, cuando en el patio -el recreo: bufete de juegos-no hubiera un juego que se me antojara. Entonces cruzaba entre las canchas de futbol imaginarias con mis alas volando, haciendo piruetas.
Un día, sólo un día, me di cuenta que atrás de mi venían otros niños con sus brazos levantados a la altura del hombro -volando-, les veía la cara y veía su boca fruncida haciendo el sonidito de motor y esa inconfundible mirada de avioncito, es decir perdida en algún punto que no estaba ahi.

Hoy, cómo extraño ese pequeño poder de contagiar mis sueños y compartir mi locura.