Calladito me veo más bonito...

Sucede, a veces, que me cansa ser hombre. Específicamente un hombre como los que se hacen por estos lares. Negarse a heredar años de cultura machista es más dificil que ser un macho consagrado. Al menos sólo hay que dejarse abrazar por esta cómoda forma de ser tan mexicana, como latinoamericana.
El hermetismo es algo que a los hombres se nos concede y se nos adjudica, incluso como elemento ornamental de esas nuestras abolladas conciencias. Si o no somos privilegiados, se nos otorga el silencio como mejor forma de autodenfesa. Ser un un interlocutor torpe es lo que se espera de nosotros, entre menos sepamos de lo que nos pasa dentro más misteriosos seremos. Más hombres caray!!!!. Si no fuera por nuestro terrible constumbrismo, qué de misterios habrían de ser descubiertos. ¡Qué ventajas tiene escudarse tras esa actitud de Indio Fernández en alguna película donde el gesto duro ondeaba en una belleza indescriptible fotografiada por Figueroa y al fondo el llanto franco de una mujer! . Fuerza, continencia y silencio. ¿Para que está el hombre, sino para hacer uso de su egoismo no?
Hay que callarse. "Si no tienes nada bueno que decir mejor no digas nada", "hablar es de viejas", "aguántese como macho".
Negarse a la sensibilidad es una forma de castración. Y por más que me niegue pelear es imposible. En este momento cada quien tiene sus problemas, no sólo de género, sino también de vida. Y cada quién debe hacerse pelotas.
Y total el hombre y la mujer de este México contemporáneo no termina, primero, de irse, y la segunda de llegar.

Definitivamente calladito me veo mejor. Me parezco más al hombre que todas andan buscando. Aunque nadie me encuentre.
Esperemos -y sentados- por que el machismo anda todavía por aqui, está en la mirada.