cuestión de cultura...(solo un poco de política, para no parecer insensibles colectivos)
Conversando con un amigo alemán sobre la verguenza histórica que compartía su generación ante lo sucedido en la segunda guerra mundial. Me decía que hay países que se reinventan en un concepto elementalmente humano más que en una idea política o una idea de libertad -como lo pensaron nuestros caudillos carentes de una mínima inteligencia emocional aceptable-. Ese concepto humano -decía- era el perdón. Un perdón con varias aristas y con 2 caminos: Hacia adentro, entre ellos y hacia afuera, con los otros.
En esa plática comprendí mucho sobre la edad de las culturas, sobre sus procesos y compromisos con la memoria y sobre la posibilidad de verse reflejado en los saltos en espiral que hace la historia, sobre su conciencia de futuro. Comprendí que los mexicanos tenemos pocas razones para reinventarnos. Que seguimos viendo hacia afuera por que no sabemos ver dentro, no lo queremos enfrentar, nos lastima, nos averguenza. Somos escapistas de la memoria le damos la espalda -como telenovela- mientras la historia nos reclama. Nada ha roto nuestra idea de nosotros mismos -agachones pero eso sí bien jaladores- desde que lo hicieron los españoles y luego los mestizos y así ene sa sucesión de colonialización de colores. Y si lo hicieron antes o después nos la hemos ingeniado -como cuando arreglamos un vocho con un alambre para colgar- para que todo siga como siempre y que no pase nada. Aquí no pasa nada.
También entendí que en este preciso momento, en el que miles de mexicanos estan saltando una barda de metal, no son hombres, mujeres y niños sino palabras que le harán falta a nuestra historia. Igual los libros de texto que tendrán mis hijos en sus manos tendrán hojas en blanco con logos de corporaciones trasnacionales.
-¿Verguenza?
- sí, por favor.
Con mis hijos, por que ellos no querrán ser eso de lo que ahora venimos huyendo.
En esa plática comprendí mucho sobre la edad de las culturas, sobre sus procesos y compromisos con la memoria y sobre la posibilidad de verse reflejado en los saltos en espiral que hace la historia, sobre su conciencia de futuro. Comprendí que los mexicanos tenemos pocas razones para reinventarnos. Que seguimos viendo hacia afuera por que no sabemos ver dentro, no lo queremos enfrentar, nos lastima, nos averguenza. Somos escapistas de la memoria le damos la espalda -como telenovela- mientras la historia nos reclama. Nada ha roto nuestra idea de nosotros mismos -agachones pero eso sí bien jaladores- desde que lo hicieron los españoles y luego los mestizos y así ene sa sucesión de colonialización de colores. Y si lo hicieron antes o después nos la hemos ingeniado -como cuando arreglamos un vocho con un alambre para colgar- para que todo siga como siempre y que no pase nada. Aquí no pasa nada.
También entendí que en este preciso momento, en el que miles de mexicanos estan saltando una barda de metal, no son hombres, mujeres y niños sino palabras que le harán falta a nuestra historia. Igual los libros de texto que tendrán mis hijos en sus manos tendrán hojas en blanco con logos de corporaciones trasnacionales.
-¿Verguenza?
- sí, por favor.
Con mis hijos, por que ellos no querrán ser eso de lo que ahora venimos huyendo.
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